También conocida como vitamina B7 o vitamina H, entre sus propiedades cosméticas se destaca por desempeñar un papel fundamental en la síntesis de ácidos grasos que son esenciales para la barrera cutánea. Estimula la producción de colágeno, para otorgar más firmeza a la piel. Actúa como un antioxidante natural, ayudando a proteger la piel de los daños causados por los radicales libres y el estrés ambiental.
Una de las formas de la Vitamina B5. Es un hidratante de las capas más profundas de la piel. Regenera la piel castigada, tiene efecto antiinflamatorio y cicatrizante. Aumenta la epitelización.
Conocida también como Vitamina B3 o Nicotinamida, es un antioxidante con efecto seborregulador que ayuda a controlar el exceso de oleosidad y a reducir el tamaño de los poros por lo que es una aliada ideal para las pieles con tendencia al acné. Por su propiedad de reforzar la barrera cutánea, protege la piel de agresiones externas. Posee acción hidratante, despigmentante y antiage.
La vitamina C es un antioxidante que se encuentra naturalmente en frutas y verduras, y es esencial para la salud de la piel. En cosmética, se utiliza en forma de ácido L-ascórbico, un derivado de la vitamina C, por su capacidad para estimular la producción de colágeno y reducir la apariencia de líneas finas y arrugas.
La vitamina C también ayuda a proteger la piel de los daños causados por los rayos UV y la contaminación ambiental, y puede ayudar a reducir la aparición de manchas oscuras y decoloración. Además, es un ingrediente que ayuda a dar luminosidad y un aspecto más radiante a la piel.
En términos de aplicación, la vitamina C se puede encontrar en sueros, cremas y otros productos para el cuidado de la piel. Es importante elegir productos que contengan una forma estabilizada de vitamina C, ya que puede ser inestable y perder su eficacia cuando se expone al aire o la luz.