La centella asiática es una planta de la familia de las Apiaceae, originaria de La India que dados sus beneficios se emplea desde hace más de 3000 años en la medicina tradicional oriental. Contiene una serie de principios activos que intervienen en la circulación sanguínea y en la producción de colágeno. Mejora la hidratación de la piel, renueva los tejidos y retrasa la aparición de arrugas. Excelente reactivador de la circulación sanguínea por lo que se está convirtiendo en un componente esencial en las cremas reductoras y anticelulíticas, para piernas cansadas y varices. También se puede encontrar en extracto (ideal para prevenir y eliminar las estrías recién formadas) y en aceites para su uso directamente sobre nuestra piel pero no esperéis milagros, ni os engañéis, la centella asiática no elimina la grasa directamente, pero al reactivar la circulación sí que ayuda a que con ejercicio sea mucho más fácil la eliminación de la tan odiada

Derivado del silicio orgánico que estimula la división celular de los fibroblastos. Promueve la formación y organización de las sustancias de la MEC. Posee efecto citoestimulante y regenerador. Redensifica las fibras de sostén de la piel.

Es un ingrediente que se obtiene a partir de la nuez del árbol de karité rico en ácidos grasos y vitaminas A, D y E. Entre sus beneficios, se destaca su poder de hidratación y nutrición mejorando la elasticidad y suavidad de la piel y aportándole flexibilidad. Tiene propiedades antiinflamatorias, por lo que ayuda a calmar y reducir picores e irritaciones de la piel. Posee acción antioxidante protegiendo las células de la piel de los radicales libres que pueden provocar envejecimiento prematuro.

Rico en Omega 3, 6, 7 y 9. Los ácidos grasos esenciales son una forma de grasa que el cuerpo obtiene de los alimentos y son las unidades fundamentales de los lípidos. Como principio activo se extraen de diferentes fuentes vegetales como la nuez, el maíz, el argán, el girasol, el sésamo, las almendras y el aceite de oliva. Son una fuente rica en ácido oleico, palmitoleico y linoleico que estimulan los niveles de lípidos y restauran la función protectora, aumentan los niveles de hidratación y mejora la elasticidad de la piel.